La cocina es energía, es creatividad, es emoción, es trabajo, es sensación… es JUVENTUD. Nunca mejor dicho, viendo el tipo de público que se ha dado cita en el XI Concurso Nacional de Pinchos y Tapas Ciudad de Valladolid, en el que he participado de nuevo y en el que me siento muy a gusto de hace varios años.
Este certamen, que este año se celebra del 9 al 11 de noviembre y cuenta con 48 participantes de toda España, 8 de Castilla y León y un salmantino (¿quién será?), lleva celebrándose once años con gran éxito. Los participantes concursan con sus propuestas, que son evaluadas por un jurado de siete personas, presidido por Nacho Manzano, que dan el premio a «La mejor tapa de España», 6.000 €. Además, también se premia a dos tapas subcampeonas y se dan tres accésits al mejor concepto de tapa, a la más vanguardista y a la más tradicional.
No sé si la mía, «Los callos y la colmena», se hará hueco entre los paladares del exigente jurado, pero ya estoy satisfecho con lo que he realizado junto a mi equipo, Ramiro, Álvaro y todos los compis de Los Álamos, y con el ambiente que he vivido durante el concurso. La cocina que he podido degustar entre los fogones de mis compañeros o entre los pasillos de la Cúpula del Milenio de Valladolid, donde se celebra el evento, tiene fuerza y futuro porque muchas de las personas que he conocido y he visto interesadas, con ganas de probar y de aprender, son menores de 25 años.
Pocas profesiones como la mía tienen el privilegio de emocionar a la gente joven. Que se lo digan a los escritores, a los abogados, a los químicos o a los ingenieros. Si en las facultades de España hubiera estudiantes tan motivados como los que yo he visto estos días tendríamos muchas cosas solucionadas, os lo digo yo.
[…] aparezca en la tele porque le apasionan la cocina y crear tapas y ha participado en un Certamen nacional de esta especialidad con un plato que recuerda a los sabores de su […]